Misión Rosetta y humanoides del futuro
Carne Cruda despega con un nuevo programa. Nos enfundamos el casco, nos colocamos del cinturón de seguridad y nos salimos de la órbita terrestre para conocer a fondo la sonda Philae que ha hecho historia al realizar el primer “acometizaje” de la humanidad. Para saber cómo fue el aterrizaje, el viaje interestelar que ha durado 10 años y ha recorrido 6 mil millones de kilómetros y cuál es el alcance de la misión Rosetta, hemos contactado con la base de la Agencia Espacial Europea en el planeta Tierra, para conectar con su coordinador de investigación: Laurence O´Rourke. Y para no perdernos ningún detalle de esta andadura espacial, hemos invitado a Alberto Sicilia, doctor en física teórica y activo divulgador a través de las redes y blogs como Principia Marsupia. Además, Santiago Alba ameniza nuestro viaje con un poco de ficción y meteorología desde el planeta Tierra.
En nuestro particular viaje hacia el futuro, hemos podido charlar con los investigadores Alberto Jardón y Concepción Monje, expertos en humanoides y robots que nos hacen la vida más fácil en nuestro día a día, aprovechando que se celebra en Madrid la conferencia más importante de robótica en el mundo.
Profundizamos en tecnología y conectamos nuestra tripulación cibernética de la nave amiga de Hoja de Router, quienes despliegan en la carnicería las últimas novedades en gadgets y artilugios que revolucionan nuestras neuronas.
Y la revista más irreverente de la faz de la tierra, Mongolia, ha alunizado nuestra carnicería para liarla y provocar un segundo Big Bang.
No podíamos cerrar nuestro programa sin dar un último viaje en el tiempo, esta vez hacia atrás, de la mano del Señor Tropical para viajar hasta el París más terrorífico y sangrante del siglo XIX.
RECUERDA: Cuatro de cada cinco astronautas recomiendan escuchar y compartir el podcast de Carne Cruda. El otro recomienda descargárselo.
Jorge Ruiz
25 noviembre, 2014 a 6:39 pm
Acabo de escuchar el programa y no puedo evitar hacer un comentario sobre la sección dedicada a la “obsolescencia programada”
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En la sección están dando por cierto sin ningún tipo de duda ni escepticismo algo que en realidad no pasa de ser una conspiranoia, y que desde luego no se puede aplicar de forma general.
Eso de que “todos los productos se diseñan conscientemente para estropearse justo pasada la garantía” no está en absoluto probado, y no estarían de más algunas pruebas más allá de “a mí se me ha roto el móvil justo pasada la garantía”, o “antes las cosas duraban más”.
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Siempre que se habla de este tema se utiliza la misma falacia de hablar del caso particular del móvil para después generalizar a todos los productos sin solución de continuidad: desde lavavajillas hasta automóviles pasando por sofás o relojes de pulsera.
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Es cierto que los productos son menos reparables porque (en general) se diseñan para ser lo más baratos y compactos posible tanto en el proceso de fabricación como en la cantidad de material/energía consumidos. La falta de durabilidad es un efecto secundario (colateral).
Además, la tecnología electrónica no es algo estático, sino que se trata de una disciplina en constante y efervescente evolución. Es normal que los productos que demandan los últimos avances en microelectrónica evolucionen a la velocidad del rayo.
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Hace 20 años un ordenador portátil normalito costaba fácilmente medio millón de pelas (3000€). Hoy en día se encuentran portátiles fácilmente desde 300€ y majillos desde 500€. El precio ha descendido en un orden de magnitud.
Parecido sucede con muchos otros productos manufacturados. Por ejemplo el precio de los electrodomésticos ha caído en picado en la última década. Tenemos lavadoras por menos de 200€ cuando en la época de nuestros padres costaban “un ojo de la cara”.
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La pregunta relevante es si preferimos pagar muy poco por el producto a costa de una menor durabilidad y reparabilidad, o pagar más para a cambio tener mejor calidad de materiales, fabricación y fiabilidad. Las dos cosas al mismo tiempo no es nada fácil de conseguir.
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La electrónica de consumo es cada vez más integrada y densa (esto viene ya de lejos) y reparar una placa moderna llena de microchips y componentes SMD requiere de un laboratorio de electrónica y unos equipos que no están al alcance de todo el mundo. Los tiempos en que con un soldador, estaño y poco más se podía reparar una TV o una Radio quedaron atrás. Mi padre se dedicaba a eso precisamente en la época de las vávulas de vacío. Esa profesión ha desaparecido. Se ha quedado obsoleta.
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Hoy meter mano en la electrónica es prácticamente imposible por la propia densidad de integración de los circuitos. Y sale mucho más a cuenta cambiar una placa entera (o incluso todo el aparato) que andar trasteando. No forma parte de ningún plan maquiavélico, sino que es parte de la propia evolución tecnológica. Los productos tecnológicos son exponencialmente más complejos y compactos. Un móvil moderno pesa 150g batería incluida, y seguro que muchos ni se lo plantean, pero se trata básicamente de un ordenador completo en miniatura con bastantes funciones adicionales. Algo imposible de fabricar hace sólo 8 años.