Ivo Arnim, escritor itinerante
Alpinista, corresponsal de guerra, soldado de fortuna, cantante lírico, boxeador y diplomático, Ivo Arnim, de madre italiana y padre esloveno, fue uno de los personajes más cautivadores de la segunda mitad del siglo XX. Vivió 25 guerras en cuatro continentes, coronó todos los techos del Himalaya, disputó dos campeonatos del mundo del peso pluma y amó a más de 1000 mujeres, entre ellas tres reinas y doce grandes actrices. Su vida fue tan rica y su personalidad tan imponente que, cuando fue enterrado en 2002 en olor de multitudes, todos lamentaron que Arnim no hubiese dejado ningún testimonio escrito. Pero sí lo dejó. Por un azar irrepetible, Herberto do Santos, camionero y sindicalista portugués, descubrió su secreto. Arnim, viajero incansable, tenía la costumbre de dejar grabada con una navajita una palabra en todos los pueblos y ciudades que visitó, unas veces en un árbol, otras en un banco, otras en el muro de una casa. Do Santos, camino de Italia en febrero de 2004, encadenó con su camión las cuatro primeras ciudades que visitó Arnim en 1947, cuando tenía 17 años, y encontró por casualidad sus cuatro primeras incisiones. Se quedó asombrado. Formaban una frase. Reconstruyendo en el mismo orden todos los viajes del gran aventurero, de Europa a Oceanía, de Asia a Africa y a América, ciudad por ciudad y pueblo por pueblo, tapia por tapia, do Santos recuperó 50.263 palabras que conforman un relato coherente, pese a algunas lagunas correspondientes a árboles talados, muros derribados y rastros extraviados. Este es el relato que hoy, 13 años después de su muerte, publica la editorial El último cisne, un relato asombroso que, sin embargo, decepcionará a los que esperaban alguna escandalosa revelación o una secreta filosofía de vida. Las cuatro primeras palabras, grabadas en el ayuntamiento de Perpignan, un banco del parque de Narbonne, la plaza de toros de Nimes y un algarrobo de Toulon, componen el título: “El hombre- que nunca- rompió- un plato”. El relato, escrito durante cincuenta años en 22.000 ciudades diferentes, cuenta la historia de un hombre que, literalmente, nunca había roto un plato, lo que no es un hecho banal si se tiene en cuenta que trabajaba como camarero. La acción comienza el día en que el camarero anciano, la víspera de su jubilación, mientras lava por última vez la vajilla con manos temblorosas, recibe la noticia de que el gobierno le ha negado la pensión. No adelantaremos el final, al que, en cualquier caso, faltan las últimas cinco palabras, que Arnim, según todos los indicios, escribió en el lecho de muerte sobre las espaldas de sus cinco esposas, hoy difuntas. Algunas agencias de viajes proponen una lectura itinerante del libro; el primer capítulo, de Perpignan a Tolhuin, en Tierra de Fuego, dura dos meses y cuesta 24.000 euros. Por su parte, ciertos autores de izquierdas aseguran que, si se hace el viaje en sentido inverso, desde Pursat (Camboya), su último destino, a Perpignan, el primero, y se encadenan todas las palabras, se puede leer un listado de fuentes energéticas con instrucciones para dividir países y derrocar gobiernos de Oriente Próximo.
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Yo yomera
10 septiembre, 2015 a 2:05 pm
Hola !
Me he quedado enganchada al relato y me encantaría poder tener el libro
entre mis manos pero no lo encuentro en ningún sitio. ¿Dónde lo puedo conseguir?