THE WHO: ESPERO MORIR ANTES DE ENVEJECER
Esta semana viajábamos hasta Dublín a trasegar Guinness y despedir a los Who en lo que parece ser su última gira; el concierto fue intenso y emocionante, tres generaciones berreando aquello de talkin’ ‘bout my geeeeneration, hit tras hit y con unos septuagenarios rockeando como chavales. De ley era dedicarles el planazo de hoy.
Leamos. Hasta hace bien poco era imperdonable la escasez de libros dedicados a los Who en nuestro idioma; apenas una breve biografía en Cátedra, muy flojita, cuando en el mercado anglosajón existen a paladas; especialmente recomendable es la biografía del lunático más entrañable del universo rock, Keith Moon, titulada Dear Boy y escrita por Tony Fletcher. Pero para los que no leéis inglés la editorial Malpaso publicó hace meses Who I Am, las memorias de Pete Townshend (Malpaso que se está licendo con las bios que publica últimamente; Steven Tyler, John Lydon, Johnny Ramone, Zappa, Neil Young…telita). ¿Qué no encontramos en estas memorias? Pues para variar un relato honesto y sincero de las andanzas de Pete, cosa que no abunda en este género, desde su infancia siguiendo los pasos de su padre (músico también) pasando por la efervescencia mod juvenil, sus estudios de arte, sus coqueteos con las drogas, la influencia en su vida del gurú Meher Baba (sí, Baba O’ Reilly sale de ahí), su obsesión con el concepto de Opera Rock, el escabroso asunto de la detención relacionada con las webs pederastas…todo ello salpicado con miles de anécdotas que lo convierten en una lectura indispensable para entender no sólo la carrera de los Who sino la historia de la música popular inglesa de la segunda mitad del siglo XX.
“Esta noche de junio de 1964, en el primer concierto de los Who en el Railway Hotel de Harrow, Londres Oeste, me siento invencible. Tocamos R&B: «Smokestack Lightning», «I’m a Man», «Road Runner», y otros clásicos con garra. Ante el micrófono, sigo rasgando sin parar la aullante guitarra Rickenbacker, luego le doy al interruptor que instalé para que chisporrotee y acribille la primera fila con ráfagas de sonido. La arrojo al aire con violencia y siento un estremecimiento repentino mientras el sonido se degrada de un rugido a un estertor: miro hacia arriba y veo el cuerpo fracturado de la guitarra, mientras la extraigo del agujero practicado en el techo bajo. En ese momento tomo una decisión repentina, y en un frenesí demente vuelvo a arrojar una y otra vez la guitarra contra el techo. Lo que antes era una simple fractura, ahora es un astillado estropicio. Sostengo la guitarra ante el gentío con gesto triunfal. No la he machacado: la he esculpido para ellos. Despreocupado, arrojo la guitarra hecha añicos al suelo, agarro una Rickenbacker nueva de doce cuerdas y prosigo el espectáculo.”
Todos conocemos las dos pelis de los Who, Quadrophenia y Tommy, la buena y la mala, según muchos (entre los que me incluyo; Tommy es, mmm, ligeramente kitsch). Hablemos de la “buena”, pues: Quadrophenia, rodada en 1979, dirigida por Franc Roddam y protagonizada por Phil Daniels, y basada en el disco de igual nombre publicado en 1973; recordemos que dos años antes habían publicado Whos next y dos atrás Tommy; que no está nada mal, ¿eh? El disco presenta un ambicioso proyecto revisionista del mundillo mod a través de la figura de Jimmy, un joven de clase obrera que los fines de semana se pone elegante y se pone también ciego a pastillas. Esta trama es la misma en la película, Lambrettas, soul y R&B, Brighton, peleas con rockers, y especialmente un retrato de la alienación adolescente, el narcisismo, el desconcierto, la falta de expectativas y finalmente la pulsión suicida (ese final tan polémico…). Un elemento que apenas de desarrolla en la película, pero da cohesión al disco, es el trastorno de identidad disociativa de Jimmy, un tipo con cuatro personalidades (de ahí el título), con lo que a veces cuesta entender lo que motiva al chaval (y lo que hace que te caiga fatal a ratos). Y además, como no, la banda sonora, un robusto discazo donde destaca por encima de todo el tremebundo Love Reign Over Me
Y para terminar el Planazo sordo mudo y ciego numero tres ; podemos prescindir de Tommy la película (que sí, hazme caso) pero nunca del disco, la Ópera rock por excelencia, la cima compositiva e interpretativa de los Who, y un disco que ha de estar en todas los hogares de las personas decentes. Publicado en 1969 narra la historia de un chico sordo mudo y ciego que busca las vibraciones vitales y el amor como redención. El origen de Tommy lo podemos rastrear fácilmente hasta “A quick one while he’s away”, el tema que cerraba el disco del mismo título de 1966. El manager de los who, Kit Lambert retó a Townshend a componer un tema de 10 minutos en lugar de cuatro de dos y pico y el resultado fue esa pieza que a día de hoy sigue sonando maravillosamente cohesionada y fresca. Con esa idea en la cabeza, Pete comenzó a gestar la historia de Tommy, una historia metafórica de un chico que atraviesa diferentes estados de conciencia y evoluciona hasta la trascendencia…bla bla bla, todo muy new age; su infancia traumática, los abusos que sufre, los horribles personajes que pueblan el relato (el tío Ernie, la bruja del Acido) y el descubrimiento del pinball como vía de escape (¿Y por qué un pinball?) el estrellato y el abandono. Musicalmente el disco es soberbio, qué puedes decir antes temas como Acid queen, Amazing Journey o Tommy Can You Hear Me?
Quizá recordéis que en la película Casi Famosos de Cameron Crowe hay una escena en la que el crio descubre los vinilos de la hermana mayor y una nota que dice “Escucha Tommy a la luz de una vela y verás todo tu futuro” mientras de fondo empieza a sonar esto:
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Recuerda: esto sólo es posible gracias al apoyo de las Productoras y Productores de Carne Cruda, ¿te sumas?
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