Lady Lovelace, la tatarabuela de la informática
Hoy sube a nuestra pasarela de malditos una mujer que alumbró los principios de la informática: la inglesa Lady Lovelace, una mente privilegiada quien, a pesar de su genio y su trascendencia, hoy no tiene la popularidad que merece, probablemente por ser mujer y haber vivido en el s. XIX. Ahora que el gran público empieza a saber quién es el genial matemático Alan Turing, al que muchos nombran como padre de la informática, es hora de ir aún más atrás y seguir desenterrando nombres como el de la tatarabuela de la computación, Ada Lovelace.
Nació en 1815 como Ada Augusta Byron. Con los años se convirtió en Lady Ada Lovelace al adoptar el apellido de su marido. Su apellido de nacimiento viene, ni más ni menos, del simpar poeta romántico y bala perdida Lord Byron, del que fue la única hija legítima. Él salió pitando de Inglaterra al mes de nacer la niña por sus líos con la censura y jamás volvió. Su mujer decidió educar a su hija en las matemáticas y la música para acentuar su parte racional y alejarla lo máximo posible de la poesía y el desenfreno de su padre.
En su trayectoria como matemática, es fundamental su encuentro con Charles Babbage el creador de la calculadora a quien se le podría considerar el tatarabuelo de la informática. Inmediatamente conectan e inician una intensa correspondencia. Babbage había diseñado la máquina analítica, algo así como una calculadora a un nivel superior, una versión primitiva de un ordenador y le mandó la memoria en francés para que la tradujese al inglés.
Lady Ada Lovelace no solo la tradujo sino que añadió una serie de notas y además escribió varios cálculos para que funcionase la máquina analítica, entre ellos algoritmo que permitía calcular los valores de los números de Bernoulli, considerado el primero de la historia específicamente pensado para ser implementado en un ordenador.
Además definió el uso de tarjetas perforadas para programar la máquina de Babbage que demostró conocer mejor incluso que su propio inventor. Desgraciadamente la señora Lovelace renunció en su momento a reclamar la autoría de sus descubrimientos por miedo a que por el hecho de ser mujer fueran censurados y no fueran finalmente publicados.
En 1852, Ada sufrió un cáncer de útero y murió pero no a causa de la enfermdad sino de las sangrías que en aquella época practicaban los médicos como tratamiento. Fue enterrada por petición propia junto a su padre Lord Byron, ese padre al que nunca conoció.
Aunque olvidada por la Historia y el gran público, se ha convertido en un personaje de culto en ambientes rebuscados como el movimiento steampunk y ha sido homenajeada por novelistas ciberpunks como Bruce Sterling o William Gibson. Incluso el ejército americano creó en 1977 un lenguaje de programación que todavía se sigue utilizando hoy en día y que se llamó Ada en su honor. Lo que queda todavía es que el público general sepa algo de su existencia, lo que estuvo a punto de cambiar en 2010 cuando se anunció que se iba a rodar un biopic protagonizado por Zooey Deschanel. La película se iba a titular “La encantadora de números” porque así es como Charles Babbage la llamaba, pero parece que el proyecto quedó en agua de borrajas.
El homenaje más interesante es el que le rinden desde 2011 las chicas de Ada Initiative, una plataforma australiana que ha elegido a Lovelace como su musa y que aplica el feminismo a la tecnología, la cultura hacker y el código abierto. Esto daría para otro espacio, pero podéis ir investigando en su web: https://adainitiative.org.
¡Larga vida a la memoria de Ada, la encantadora de números!
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