Memoria y Cambalache
Hay maestros bajo los focos y maestros en la sombra. En 2014 el jazz ibérico perdió a uno de los últimos, el pianista navarro Mauro Urriza. A él dedicamos unos minutos de la fiesta de fin de año de la carnicería, con música de su disco póstumo “Blues for Oteiza”.
Su música, que fue recreada el pasado otoño en un homenaje de sus compañeros y amigos, es el dulce amargo de una memoria que en el Club no borra la masacre que padeció la población de Gaza el pasado verano, en otro ejemplo más de la impunidad con la que Israel hace y deshace a su antojo en Palestina. En el año de solidaridad con el pueblo palestino -promovido (cínicamente) por la ONU-, miles fueron los muertos palestinos. Los gestos diplomáticos de las últimas semanas de 2014 fueron rodeos para evitar el problema fundamental: la ocupación. Lo peor, como casi siempre, está en la cotidianidad de una vida con humillaciones y vejaciones diarias bajo un sistema de apartheid. Esa cotidianidad que no tiene portadas.
Desde Palestina e Israel ha informado cuatro años una gran periodista con el corazón más grande que la Cúpula de la Roca. Para Carmen Rengel va el brindis de esta sección que se despide con una previsión certera de lo que vendrá en 2015. No lo duden, un año más viviremos en un “Cambalache”. El nuestro, al menos, es remix. ¡Salud!
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