Pucherazos 2.0 y móviles con fecha de caducidad
Esta semana nos vamos de fiesta. ¡De fiesta de la ciberdemocracia! No hace falta que te muevas del sillón ni que te disfraces de robot, aunque podría ser divertido. Los tripulantes de la nave Hoja de Router traemos la carne y Crudo la cocina (pero no mucho, que se vea el rojo). ¡A votar!
“Ya va siendo hora de repensar la democracia, que no se limite a votar cada cuatro años. ¿Y cuál es la alternativa? Urnas electrónicas. Cambiar la papeleta por una aplicación y un sistema de recuento informático”.
Así votaríamos más a menudo, que suena bien, pero también podrían incrementarse los riesgos de fraude electoral (o eso dicen). Ataques informáticos, manipulación para favorecer a unos intereses concretos… Vaya, lo que ha pasado toda la vida, ahora en internet.
Pucherazos hay desde que el mundo es mundo, muertos que resucitan para ir a votar, autobuses que recogen a los ancianos de los pueblos y les dan la papeleta ya rellena… Sucede con las urnas de toda la vida y puede suceder con el voto electrónico. Es inevitable.
Lo cual no quiere decir que sea oro todo lo que reluce en materia de voto electrónico:
Basta con hacer la lista de países que implantaron el voto electrónico en fase experimental y, al final, lo han retirado. Holanda, Alemania, Irlanda, Finlandia, Reino Unido…
Al final, los ciudadanos somos los que tenemos que decidir, votando, cómo queremos votar. Sirva entonces nuestra fiesta, al menos, como jornada de reflexión.
Y démosle una vuelta también al viejo asunto de la obsolescencia programada, que sigue siendo uno de esos problemas del primer mundo que perjudican, y mucho, a eso que algunos llaman (tristemente) el “tercero”.
En eso no solemos pensar cuando cambiamos de televisor, y es una lástima. La cantidad de gente que lo puede estar pasando mal en países de África o Asia por culpa de nuestros caprichos tecnológicos.
Afortunadamente, Europa está empezando a combatir esta lacra – tímidamente, las cosas como son – con la ley en la mano. Francia aprobó el mes pasado una ley que castiga con multas de hasta 300.000 euros y dos años de cárcel a las empresas que diseñen y fabriquen sus productos para que duren un tiempo determinado. Y España, como todos los países comunitarios, está obligada a trasponer una directiva europea antes de que acabe el año.
Es un paso adelante, sin duda, pero no va a suponer el fin de la obsolescencia programada, entre otras cosas porque no es solo una cuestión técnica, de cacharros que se rompen o se quedan viejos.
Es también psicológico. El obsoleto eres tú, no tu móvil, al menos según el artista español Daniel Canogar, que denuncia con su obra la obsolescencia programada. Su voz también se ha escuchado en la carnicería, junto con la de Víctor Díaz, un ingeniero español que tomó parte en los comienzos del Proyecto ARA (una tímida esperanza de vencer la obsolescencia de los móviles).
De todo ello y muchas cosas más hemos hablado en la sección de Hoja de Router en Carne Cruda. ¿Te la vas a perder? Mira que igual te quedas desfasado…
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